miércoles, 14 de junio de 2017

Rosas Rojas

En la década del setenta del siglo pasado, una joven mujer llegó una noche a una Iglesia cercana al parque del Rosedal de Palermo en Buenos Aires y le pidió al cura confesarse. Le contó que era la mucama de la casa de un viejo coronel, y que al caer la tarde, éste se había puesto el uniforme de gala tratando de seducirla y le ofreció un ramo de rosas rojas, sabiendo que a ella le gustaban. 
Le gritó asqueada que no quería saber nada, pero él insistió y al escapar corriendo, la persiguió hasta la escalera amenazándola con su sable. Allí, ella se hizo a un lado, y el coronel pasó de largo rodando hacia abajo. Solamente escuchó un grito y cuando bajó, lo encontró tirado en el suelo atravesado por su propio sable.
Entonces salió de la casa desesperada caminando sin rumbo, y sin saber que hacer llegó al Rosedal, donde se quedó extasiada en la contemplación de las rosas, hasta que casi sin darse cuenta, el ocaso se hizo noche, con la aparición de una hermosa luna llena. Le confesó al cura que no era subversiva y nunca quiso atentar contra el coronel, como decían en la tele que vio por la vidriera de un bar.
El cura le pidió que rece cien padres nuestros y le sugirió que vaya con él al destacamento militar a entregarse, asegurándoles que ellos eran muy comprensivos y no le pasaría nada. La joven le agradeció que la acompañe y le dijo que le plantaría en el jardín rosales de rosas rojas que tanto le encantaban.

Dicen que en las noches de luna llena
con una rosa roja en el pecho,
se ve a su alma pasear,
por el parque del Rosedal.













Finalista II Concurso de cuento breve.
Incluido en el libro Una flor para ti. 
Tu Concurso Literario. España. Junio 2017.

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